LOS ELEMENTOS
Pensar en términos de los elementos no significa renunciar a nuestro entendimiento de la química, física, medicina y psicología modernas. Los elementos nos proporcionan una metáfora más fundamental que nos ayuda a explicar la dinámica que está detrás de estas disciplinas. Mediante el entendimiento de los elementos, podemos ver que las dimensiones de la experiencia, aparentemente distintas, en realidad sólo son niveles más sutiles o más densos de los elementos. Un exceso de fuego, por ejemplo, se manifiesta tanto en la dimensión física, como en la energética, mental y espiritual. Estas dimensiones no son distintas realmente, son presentaciones más refinadas (o más densas) de los mismos componentes básicos. Así, el fuego es tanto la energía del sol, dadora de vida, como el incendio forestal que destruye la vida. Es el calor del sistema digestivo, la creatividad de la mente, la luz roja del arco iris, el fenómeno de la temperatura, las emociones de odio y de deseo, la calidez de la compasión, la sabiduría del discernimiento, y uno de los cinco aspectos más sutiles y fundamentales del ser.
Cuando entendemos el carácter inclusivo de los cinco elementos, vemos que todo surge de manera conjunta, nada está completamente separado de ninguna otra cosa, y todo se vea fectado por todo lo demás. La ansiedad puede ser calmada por medio de rituales, medicamentos, ejercicio, meditación, amor, masaje o un baño caliente, porque la ansiedad es un exceso de fuego o aire, o una insuficiencia de tierra o agua. Cualquier cosa que esté relacionada con este desequilibrio en cualquier nivel tendrá un efecto en todos los niveles. Desde luego, en un momento dado, un método puede ser más adecuado que otro. Si estás sangrando, es mejor ponerte una venda o amarrarte un torniquete que hacer yoga. O si estás atascado en el mal humor, es mejor ser capaz de trabajar con la energía en tu cuerpo que recurrir a la cirugía.