Benarés, la ciudad Sagrada de Shiva
¿Quieres viajar y encontrarte? ¿Quieres conocer India toda de una vez? ¿Estás en crisis y necesitas descubrir el sentido de la vida?: viaja a Benarés.
Benarés no es una ciudad, es una puerta abierta al más allá, al misterio de la vida y de la muerte. Benarés no es un lugar de turismo, es un espacio sagrado dónde realizar el último viaje. Benarés no es limpio, ni cómodo, ni gusta a todos, Varanasi es la ciudad del Dios del fuego, de Shiva, de la fuerza espiritual destructora del ego, que corta de raíz el sufrimiento y elimina la falsedad del materialismo.
Varanasi es una de las siete ciudades sagradas de India y un universo en sí misma. Es una de las ciudades más antiguas, fundada hace 2.800 años, y desde entonces, puerta cósmica de vida y muerte, purificación y peregrinación.
Morir y ser incinerado en Venarés y tus cenizas echadas al Ganges aseguran salir del ciclo de reencarnaciones. Bañarse en el Ganges logra la purificación del karma personal y familiar. Todo hindú que se lo pueda permitir, va a morir a Varanasi.
Vacas, perros, niños, sadhus, mendigos, enfermos, perros sarnosos, luz dorada, polvo, coches, triciclos, multitudes, pitidos, gritos, oraciones, basura, sudor, incienso … esto es una pequeña muestra de lo conforma y convive en Varanasi y crea en el viajero un estado alucinatorio temporal o definitivo, que describió un antiguo amigo como un espacio onírico en el mundo material.
Varanasi, como toda India, es múltiple, diversa, incontrolable, un caos vivo que cambia de instante en instante. El slogan turístico para India es “Increíble India”, e India es así, increíble, abigarrada, mágica y mística, y Varanasi es el epicentro de lo increíble, de lo inenarrable.
He estado en Benarés en múltiples ocasiones, en hoteles malos a menudo, casi como si fuera un tema kármico. Si vas a Varanasi, un hotel cómodo es casi una necesidad, un remanso de higiene y tranquilidad para la delicada sensibilidad europea, y así poder descansar de los múltiples excesos de la ciudad.