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Soy el Águila que Soy (experiencia con Respiración Pneuma y Cacao)

Compartimos esta experiencia de viaje interior con Respiración Pneuma y Cacao, hace unos días, un abrazo:

"Vuelvo a respirar con cacao. Suelto mi cuerpo y enseguida empiezo a notar los brazos como torres de alta tensión, muy muy tensos. Intento hacer llegar esa energía a todo el cuerpo, pero de ninguna manera consigo esa intensidad.

Chamana Aguila Susan Seddon BouletDespués de respirar con energía durante un tiempo, me convierto en el águila que soy. Grande y fuerte. Ya no voy montada o me viene a buscar. Ya soy yo. Y vuelo majestuosamente por los bosques verdes disfrutando de mi paseo. Me veo como águila y estoy entre orgullosa y sorprendida siéndolo.. La verdad es que no sé si es un águila, porque es muy grande.

Después de un rato noto que hay una parte de mi como observando. No sé si es mi cabeza que no se va del todo. Vuelvo a respirar intensamente y noto el dolor de mi lado derecho. Me duele bastante ese brazo y una parte de mi cabeza. Vuelvo a ser águila y veo ese ala con plumas como chamuscadas. No me importa porque no me impide volar. Miro esa zona de mi cuerpo con cariño y me pregunto qué tengo que hacer. Cómo se cura. No sé si me lo invento o no, pero el dolor en el lado derecho me lleva a Galicia y a mi padre y otra vez a las madres y a los hijos ilegítimos y a otra familia que tiene que sanar y pedir perdón y perdonar.

Abro flores de loto en mi corazón y en mi cabeza y eso me llena de felicidad. Abandono todo pensamiento y toda noción de mi cuerpo. Me doy cuenta de cómo el sonido se apodera de todo y de alguna forma me convierto en él, en esa misma energía o longitud de onda o como quiera que sea o se llame ese proceso físico o lo que se produzca. Noto que estoy construyendo una especie de camino dentro de mi, de ida y vuelta hacia ese proceso meditativo y que tiene que ver con el sonido. Y que me ayuda. Sé que podría coger cualquier ruido e irme con él. No importa como suene.

Me suelto y me abandono y siento la muerte. No sé si estoy en mi cabeza. Siento deseos de morir en la experiencia. Y algo me dice sin dramatismo alguno: “No vas a volver” “Ya no vas a volver”.

En otro momento, me lleno absolutamente de vida y algo me dice que ya nunca más voy a sentir ese dolor que sentía. Que ya no llevaré ese peso más. Me alegra y me sorprende. Pero sobre todo me alegra y me llena de esperanza.

También algo me dice que confíe. Que qué más da. Que todos queremos algo de los otros. Yo también. Por qué no dejar que otros quieran algo de mi. Deja de desconfiar de los demás.

Hay una música andina (es una música de trabajar y subir por una montaña) que me hace recordar a María José, la chica que hablaba con los muertos y los sentía. Y creo que tengo que verla y hacer algún trabajo con ella. Ya tuve esa sensación en la sesión anterior de cacao cuando la conocí. Recuerdo también a Belén. De alguna manera las tengo asociadas. No sé si es en ese momento de la experiencia cuando recuerdo a las madres y los hijos ilegítimos.

Hay ratos de felicidad plena. De luz y bienestar absolutos. Una nada que no necesita nada. Aunque hay un “pesado” que se llama Rafa (con cariño) que se cuela a ratos para que luego le narre cómo es.

La paz y la felicidad se me escapan por la cara y mi boca sonríe sin poderlo remediar. Una vez más mi cuerpo no existe y estoy bien así."

Para conocer las sesiones y fechas de Respiración Pneuma y Cacao, pulsa en esta línea.

Aguila 2

 

 

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