Para aquellos sabios de la antigüedad, de los cuales somos consecuencia, era absolutamente vital que existieran disciplinas de conocimiento que más que profundizar en maestrías concretas, se dedicaran a relacionar unas sabidurías con otras. Se afanaron por encontrar el conocimiento de la relación entre los conocimientos, clave para alcanzar la única vía hacia un conocimiento global y absoluto, del que todos los demás forman parte, y son metáfora. Ésa es la unidad de conocimiento, y para alcanzarlo se necesitaba un “arte de la relación”, una disciplina integradora de conocimientos específicos.
La geometría planteada en términos pitagóricos, es la respuesta a nuestra búsqueda integradora.
Los números, su simbología, sus relaciones, sus formas y sus figuras, esconden mensajes importantes. Mensajes concretos y abstractos: desde las proporciones hasta su interpretación metafísica y espiritual. La antigua geometría sagrada, parece ser el hilo de unión de todas las partes del conjunto; la explicación y el vínculo que nos devuelve a la unidad.