ÓPERA, MÚSICA Y EMOCIONES
Como explica Paul Henry Lang, en su libro “la experiencia de la Ópera”, una definición clásica de la Ópera es "un drama en el que la música es una parte esencial". Eso es así, pero lo más importante en la Ópera es que la música consigue evocar y transmitir la personalidad interior de sus personajes, e intensificar la situación dramática. En realidad, la ópera no es una obra teatral con música, sino una obra teatral en música.
Y es que la Ópera es realmente una paradoja y un híbrido, pero es también una lección eterna del poder y del alcance de la música, ya que, como dijo Kierkegaard, "dónde cesa el lenguaje, comienza la música".
Nos podemos preguntar ¿qué es la música?: la música es el arte de combinar sonidos y silencios, utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo. Pero también, desde un punto de vista psicológico, es un conjunto de estímulos que provocan sensaciones en aquellas personas que la escuchan con un cierto grado de atención.
Esas estimulaciones musicales pueden producir cambios físicos y biológicos en nuestro cuerpo, como subida de la tensión sanguínea, dilatación de las pupilas, cambios en el tono muscular, etc., y también cambios psicológicos, al activar áreas cerebrales relacionadas con el placer y las emociones.
Algunas personas creen que la música es simplemente una actividad recreativa, pero lo cierto es que juega un papel relevante en el desarrollo vital y experiencial de los seres humanos. Desde antiguo se conoce la capacidad de la música para modificar y para expresar los estados de ánimo. El propio Cervantes, a través de su personaje Dorotea, nos lo dice: "la música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu".
Se dice, por los expertos, que la principal diferencia entre una buena película de suspense y una mediocre es su banda sonora, y se pone el ejemplo de la conocida escena de la ducha en Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock, 1960). Y es que la música es un gran potenciador de las emociones.
