La Atención es todo. Donde pones atención, eso es lo que estás nutriendo. Por ejemplo si pones atención en los problemas, esta fijación va hacer con que vayas a construir tu vida alrededor de ellos, y plagar tu vida con problemas. En cambio, si pones atención en la solución, eso es lo que va a venir a tu vida. Hasta corporalmente es así: si pones atención en una parte de tu cuerpo, ahí es donde se va concentrar la sangre, la circulación aumenta.
Por lo tanto, lo que haces con tu atención es fundamental. Por eso el nombre “Juego de la Atención”, su uso es una especie de juego, del que muchas veces no nos damos ni cuenta conscientemente. La invitación es a focalizar la atención de una forma consciente y constructiva.
El Juego de la Atención propone una revisión global y profunda de la vida de la persona. Empezamos revisando los orígenes de la vida emocional, después se invita a la persona a que mire hacia dentro, para luego ver como todo ello se refleja en su forma de ver el mundo.Y desde esta nueva perspectiva, podrá tomar decisiones responsables y coherentes con su yo profundo.
Por último, más allá de la individualidad se investiga en el alma familiar, para un mayor entendimiento del contexto que se ha criado. Todo este recorrido se hace desde un enfoque holístico. La persona es un todo, que incluye las emociones, los pensamientos, el cuerpo... De la combinación de ese cóctel se genera la personalidad. Para poder llegar a un resultado realmente sólido es imprescindible tratar todos estos aspectos, en un recorrido cronológico que va de etapa en etapa de la vida.
Es muy importante comenzar por los orígenes. En la infancia se quedan las marcas más básicas de la persona, según la familia en la que te ha tocado vivir. La familia es la escuela de vida que has tenido.
En la adolescencia empieza la primera intentona seria de individualización. Es dificultoso poder salir de la energía de la familia, ya que el individuo inconscientemente asocia la idea de pertenencia a la familia con la supervivencia. Además, la familia hace todo lo que puede para retener a la persona, con lo cual el proceso se complica.
Pero hay que considerar que esta independencia es absolutamente necesaria para que la persona se haga dueña de su propio poder y de su fuerza. Cuando esto ocurre, los vínculos con la familia se estrechan de una forma sana y bella.
Por todo ello, comenzamos trabajando las grabaciones que han quedado de la infancia, luego pasamos a la adolescencia y este proceso de intentar independizarse de la influencia familiar y buscar su propia identidad. Ahora ya podemos hacer un trabajo más complejo con respecto a la relación con el otro, con la pareja, con la sociedad, incluso con el más allá. Se da por supuesto que con estos condicionamientos ya trabajados, la persona ya puede empezar a tomar decisiones acordes con su identidad autentica.
Pero todavía falta sanar algunos condicionamientos más…. Por ejemplo, la culpa…